En ocasiones recorrer el camino vital implica confrontarnos con nuestras sombras, tesoros en bruto que hemos soterrado en el camino evolutivo. El espacio individual, en pareja o grupal para abordar estos territorios sombríos de nuestra experiencia se hace necesario para hacer conscientes las raíces de patrones de comportamiento que provocan daño y sufrimiento, propio y ajeno.
Revisar nuestras imágenes fijas acerca de la vida, los decretos inconscientes que limitan nuestra evolución y las creencias erróneas que estrechan nuestra visión del mundo y constriñen nuestra creatividad se hace necesario para poder desplegar nuestro verdadero potencial.